Doña Rodríguez o la doble moral

Pareciera que es poco lo que hay que decir de este personaje, sin embargo, es revelador lo que puede deducirse de su conducta en los capítulos de la aventura “cortesana” del Quijote.

Nuestra señora se nos dibuja en los primeros momentos como una respetable dama de compañía, sensible a los comentarios de Sancho y de un altísimo aprecio por su honorabilidad. A la llegada de Sancho, cuando éste le pide que ella se encargue de su asno, su indignación es extrema por considerarse por encima de esa humillante tarea. A lo largo de la estadía de Don Quijote y Sancho en el castillo de sus amos, Doña Rodríguez se presta para todas las burlas de que son objetos nuestros protagonistas, más por su lealtad hacia los duques que por su propio deseo de divertimento. En realidad, la imagen que Cervantes ofrece de este personaje es la de una mujer adusta, poco presta a la risa y al disfrute.

Ya desde el principio, desde su descripción física, el personaje de la doña causa la impresión de severidad y rectitud; “[…] aquellas tocas más las trae por la autoridad y por la usanza que por los años.” (Capítulo XXXI, II parte).

Pero lo interesante de este personaje viene a presentarse después, cuando se descubre su especial situación familiar. Con una hija “mancillada” por un “malintencionado villano”, la doña comienza a mostrar un rostro más complejo, más humano. De repente, ya no es la altiva señora custodia de las virtudes, sino la descuidada madre que no vigiló suficientemente a su hija y que ahora no sabe cómo arreglar el asunto y limpiar el honor de su familia. Se trata de una ironía que hace un eco conmovedor de la burla de la Dueña Dolorida en capítulos anteriores. Así, Doña Rodríguez deja entrever su dolor y pasa a ser la única que con sinceridad recurre al Quijote para resolver su problema. A pesar de las innumeras bromas que le juegan los duques, Doña Rodríguez acude al Quijote y le pide, humillada, que la ayude a encontrar al autor de sus desgracias y lo obligue a casarse con su hija.

Más allá del desenlace de esta historia, lo interesante a destacar del personaje de Doña Rodríguez es su papel en tanto cuestionamiento de la moral cortesana en que se mueve el Quijote en esa parte de la obra. Evidentemente, Cervantes elabora un perfil nada alentador de la nobleza de su época, en el que los nobles son de mal corazón y unos aburridos sin remedio y los sirvientes, crédulos, serviles e incluso ineficientes en sus labores. Nada peor que una garante de la moral que no logra mantener la honra bajo su propio techo.

Comentarios

Entradas populares