Ingenuo Lazarillo
“Y como al presente nadie estuviese sino él y yo solos, como me vi con
apetito goloso, habiéndome puesto dentro el sabroso olor de la longaniza, del
cual solamente sabía que había de gozar, no mirando qué me podría suceder,
pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba
de la bolsa el dinero saqué la longaniza y muy presto metí el sobredicho nabo
en el asador.” (Tratado Primero, pág. 30 y 31, 1999 primera
edición La Palma Viajera, EDUVEN )
Lazarillo
es un pícaro-ingenuo. El hambre y la injusticia lo llevan a cometer estas
travesuras. En su ingenuidad Lázaro no mide las consecuencias que pueden traer
sus actos: “no mirando qué me podría suceder”. Es como un niño travieso. Pero
no hace las cosas por maldad, las hace por necesidad o por tentación. En el
fragmento seleccionado, podemos ver como Lazarillo disfruta de la longaniza
robada sin pensar en los problemas que vendrán después, así como un niño que no
mide las consecuencias y disfruta el momento sin importar el regaño. La vida de
Lazarillo con el ciego, tal vez, fue lo mejor y lo peor, porque éste lo
alimentaba, pero también lo maltrataba mucho. Y es justamente el sufrimiento
del pobre Lázaro lo que nos causa gracia, una gracia culposa, porque también sentimos pena por sus infortunios.
Natasha Gómez R.
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